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Cartilla de la Guardia Civil
La cartilla de la Guardia Civil recoge las normas de obligado cumplimento que deben seguir los miembros de este cuerpo y proyecta la doctrina que la Benemérita sigue. Este documento fue creado por el duque de Ahumada en 1844 cuando se fundó la Guardia Civil, y actúa como norma suprema que todavía sigue vigente y donde se plasman los principios y valores que todo miembro del cuerpo debe tener .
El duque de Ahumada, fundador y primer Inspector General, decidió crear esta cartilla para dejar redactados los principios y valores del cuerpo. De hecho, desde su creación defendió el honor de la Guardia Civil, incluso ante altos mandos, como el presidente del Consejo de Ministros, Narváez.
En su labor de ratificar y defender a este cuerpo, el Duque de Ahumada nos dejó varias anécdotas históricas. Una muy conocida, seis años después de su fundación, la Guardia Civil fue protagonista de un suceso que retrata su doctrina.
Con motivo de la inauguración del Teatro Real, tuvo lugar un evento que iba a contar con la presencia de la Reina Isabel II y se requería, por supuesto, de la seguridad prestada por los agentes del cuerpo. Una de las medidas decretadas en aquel entonces, fue el cierre de algunas calles cercanas al edificio y con acceso a la plaza de Ópera de la capital, donde se encuentra este teatro.
Cuando un carruaje pretendía transitar por una de las calles próximas al Teatro Real fue detenido por la Benemérita. En el vehículo iba nada menos que el presidente Narváez, que se dirigía al recinto. Dado que el cochero no logró que se le permitiese continuar la marcha, el propio Narváez se vio obligado a intervenir. Sin embargo, la intervención del presidente se vio también frustrada, por lo que, finalmente, el carruaje se vio obligado a dar media vuelta y acceder al teatro por otro lugar.
Una vez en él, Narváez habló con el duque de Ahumada con el fin de exigir un castigo ejemplar para el cabo que no le había permitido el paso. Sin embargo, Girón y Ezpeleta se limitó a argumentar lo mismo que su subordinado: simplemente se cumplían órdenes y el honor del cuerpo no debía ser atropellado. Por lo tanto, no habría castigo alguno.
Narváez pidió entonces al duque de Ahumada que trasladase al agente a un lugar fuera de Madrid. Aunque aceptó la explicación del jefe de la Guardia Civil, Narváez le hizo saber que consideraba apropiado que hubiese, al menos, un castigo leve para el cabo que le impidió pasar: pues, al ser él también militar (general, de hecho), se había sentido agraviado.
A la mañana siguiente, el duque de Ahumada se presentó ante Narváez con dos cartas que requerían su firma: la de la dimisión de Girón y Ezpeleta y la de la orden de traslado del cabo. Al final, el presidente no aceptó la renuncia del alto mando de la Benemérita y todo quedó en un episodio ejemplarizante sobre el honor en la Guardia Civil.
La divisa de la Guardia Civil es su honor, palabras que recoge su lema, con tanta historia como el propio cuerpo. Uno de los pilares de DEPOL, además de la formación para ayudar a todos los opositores a conseguir su objetivo, formar parte de la Benemérita, es formar en valores, los mismos que este cuerpo defiende.
Por eso, al conseguir el objetivo, en el acto de clausura hacemos entrega de la cartilla de la Guardia Civil, documento que recoge las normas que desde ese momento deberán cumplir. Valores que sirven de unión entre todos los miembros de la Guardia Civil y que deberán abanderar.
Estamos orgullosos de todos los DEPOLERS por el esfuerzo y constancia. Una vez conseguido el objetivo, hay que seguir trabajando y nosotros seguiremos a vuestro lado, porque nuestra divisa es el honor.